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mjmartinez

PAY PER VIEW,PAY PER READ...?

Hasta que la era digital se ha implantado en nuestras vidas estábamos acostumbrándonos a ese locución anglosajona que nos “invitaba” a pagar por ver lo que antes se nos ofrecía gratis: era el “pay per view” que nos ofrecía una cadena de televisión perteneciente a uno de los grupos de comunicación más poderosos y rentables de nuestro país, PRISA, por acceder a determinados contenidos.
Ahora que ya ese “pey per view” es el “pan nuestro de cada día” gracias a Digital+, Canal+ y los demás, nos encontramos con el “pay per read” que no es otra cosa que pagar por la información que las ediciones digitales de los periódicos de siempre nos ofrecen. Pero no es lo mismo.
Esta fórmula se puso de moda en Estados Unidos y, de unos años a esta parte, se ha extendido en nuestro país.
Internet no es gratis, nos dicen. Y realmente tiene sentido pero aún nos sorprende. Porque...¿no sería descabellado pensar en la posibilidad de que pudiéramos ir todos los días al kiosco y llevarnos sin pagar el ABC; El País...?
El periodismo es un negocio, una empresa, y, como tal, su objetivo, que no su función social, es el de alcanzar una rentabilidad económica sea cual sea la vía por la accedamos a la información que nos suministran.
Pero todo esto podría llevarnos a una contradicción: si la prensa gratuita resulta rentable por qué no lo va a ser la prensa digital si a fin de cuentas el abono del usuario sólo supone el 25% de las rentas frente al 75% de los ingresos provenientes de la publicidad?.
El director de ABC, José Antonio Zarzalejos, afirma: “Internet tendrá que ser de pago para asegurar la subsistencia de las decenas de empresas que trabajan en el sector y para ofrecer unos contenidos de calidad a los usuarios. La gratuidad de Internet es el no negocio de Internet”.
Pero no parece que este método de comerciar con la información ofrecida en la Red esté llamado a convertirse en un negocio redondo, al menos en un breve plazo de tiempo. Los lectores no quieren pagar por leer en Internet y, por eso, la rentabilidad de esta oferta es, cuanto menos, dudosa; ¿cuántos usuarios están dispuestos a pagar por lo que no es algo exclusivo? O lo que es lo mismo: ¿quién va a pagar por algo que puede encontrar gratis en otro lugar?.
En conclusión podemos decir que como en todo negocio, la clave está en cobrar al usuario por venderle lo que no le es ofrecido en ninguna otra parte porque a nadie le parece lógico regalar el dinero porque sí; lo importante es, como en aquel famoso spot publicitario, invitar al lector a que “busque, compare y si encuentra algo mejor...¡cómprelo!”.

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